22.10.07

12

Era mediodía. El sol brillaba en lo alto de un cielo despejado, agradable a la vista, benigno con los viajeros. De todos modos, no tenía la más mínima importancia para un montón de presos condenados a muerte.

-Ya estamos llegando –anunció Dariel.

-Bien.

Los caballos arrastraban la carreta, y tras la carreta era arrastrada la jaula de los presos, quienes ya no emitían sonido, solo se dejaban llevar en resignado silencio. Eran como animales de feria, reses camino del matadero.

-Yo tengo que dejar a estos primero, y después iremos a dejar la novela de Arti.

-Vale.

-Me tendrás que acompañar, de todos modos.

-¿Por qué?

-¿Sabrás manejarte por la ciudad tú solo?

-Sigue siendo una putada.

-Se siente.

Entraron en la urbe. Muy pocas personas había por las calles, solo algunos niños jugando, soldados atendiendo algún pleito, y recaderos corriendo. Nadie les prestaba atención ni a ellos ni a su carga.

Llegaron al cuartel. El soldado bajó del pescante.

-Coge del carro un pañuelo y tápate la cara con eso. No quiero tener problemas.

-Para eso mejor no voy.

-Vienes.

Igrin obedeció. Seguidamente comenzó a soltar la cuerda que ataba la jaula con la carreta, y la arrastró dentro del edificio. Dariel le salió al paso.

-Déjame a mí con esto, yo iré haciendo el papeleo y me encargaré de los presos. Tú saca tus cosas de la carreta.

-Te doy diez minutos.

-De acuerdo. Diez minutos es dejarte mucho tiempo solo.

Igrin gruñó, pero se fue. Realmente, dentro de la carreta lo único que tenía eran sus ropas viejas, una capa y el dinero. El resto pertenecía todo a Dariel.

Al cabo de un rato volvió el guardia. Igrin le pasó las cosas que sabía que eran suyas y luego dejaron la carreta con los caballos a cargo del criado que trabajaba en las cuadras.

-Ahora vamos a la imprenta. Y como eso tardará un tiempo más, podremos hablar mientras tanto. –Dictaminó Dariel.

-¿Y de qué mierdas vamos a hablar?

-Pues… básicamente, podemos comentar que sé quién eres y a pesar de quién soy ni te he matado ni te he entregado. ¿Te parece un buen tema?

-¿De qué mierda hablas? –El semibestia miró de reojo hacia su espalda, apurando el paso.- En serio, ¿de qué se trata?

-Cabello castaño claro y lacio, complexión atlética, alrededor de 1,75 metros de altura, piel blanca, ojo castaño… Un solo ojo, porque es tuerto.

El descrito guardó silencio, atento a cada palabra.

-Demuestra extraordinaria fuerza a pesar de su apariencia, al igual que agilidad, rapidez y reflejos. Sus allegados no detectaron en él ningún acento conocido ni tampoco se detecta eso en sus rasgos. Como mucho, podría compararse en ocasiones a alguna bestia. –Dariel guardó silencio. Observó a Igrin un momento.- ¿Te suena?

-Nunca lo había oído.

-Qué pena, porque yo sí… Unos marineros… Un tal Baryl y su cuñado, el capitán Darigan. El joven parecía un poco triste con todo eso… De hecho, tampoco habló mucho.

-Ni puta idea.

-Aha… Ahora en serio, ¿cómo piensas pagarme? ¿Cómo vas a compensarme por salvarte el pellejo?

Igrin salió corriendo. Dariel se cruzó de brazos mientras lo miraba alejarse, con una media sonrisa pintada en la cara.

-Ya volverá.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Wooow! que sorpresa me dio el Dariel o_O! pense que era mas tranquilo pero es poderoso >=3! me encanta!!

Otro buen capitulo, me dejas siempre esperando el proximo querida mia T_T!

Anónimo dijo...

Vale...es corto, muy corto. Y Dariel me seguirá cayendo bien aunque intentes desacreditarle!

Le ha salvado...o encubierto, no??

Bueno,q ue eso, que hoy estoy muy espesita, Mitie, lo siento. Ya sabes, matrices y tal...

Sorry. La próxima vez te lo comento más a fondo...

Escribe pronto!!

Linkaín Arakeist dijo...

Interesante, muy interesante. La primera impresión que me dio Dariel fue que era un poco despistado, pero parece puesto en todo. Muy buen punto.

A esperar a ver qué ocurre. Tengo ganas de leerlo. ^^

Mital dijo...

Lo sé, lo sé. Dariel es genial, aunque por algún motivo que no llego a comprender tiene poco amor propio.... Pero yo lo quiero un montón! Y ahora sin saberlo tiene fans! Y, en fin, para que él sepa quién es solo diré una cosa: Zumo de naranja.