Mithrael indicó un día que debían hacer algo con Erie.

-¿Y qué vas a hacer por ella? –indagó él.

-Hay que canalizar al demonio de alguna forma. Voy a necesitar que estés cerca por si acaso.

-¿Por si acaso qué?

-Por si acaso, no sé.

Igrin se quedó junto a la puerta, observando a la peliazul hacer una serie de movimientos con las manos mientras recitaba algo. Una luz azul inundó la habitación.

-Esto es aburrido…

-Silencio. Me desconcentras.

Igrin se rió.

-¿Cuándo podré irme?

-Aún es pronto. Los caminos están infestados de guardias que te buscan y aún revuelven la ciudad. E incluso están buscando en los pueblos vecinos. –Mithrael puso una mano sobre la frente de Erie y otra sobre el suelo.

-¿Y eso?

-Apostaría a que ya dije lo de “canalizar”…

-Ah.

La luz azul fue disminuyendo de intensidad hasta que desapareció. Erie tosió y se quedó dormida.

-¿Ya está?

-Sí.

-Joder, qué coñazo. ¿Y por qué no lo hiciste antes?

-Tiene que descargarse un poco para que funcione. Aún no puedo hacer estas cosas con plena libertad, me faltan unos años de práctica.

-Joder.

-Deja de decir eso.

Salieron de la habitación dejando a la otra dormir. Fueron hacia el pequeño estudio.

-¿Qué hiciste para que te estén persiguiendo? –Preguntó Mithrael.- Es… excesivo. Algo grande debió ser.

-Me tiré a una chiquilla y la maté.

-Ah, qué bonito. Y lo dices tan tranquilo. ¿No puede ser por lo del santuario?

-No creo. Para eso Angren debería ser más conocido.

-Buen punto. –La embarazada se estiró.- ¿Y cómo lo has hecho para llegar hasta aquí?

-Conseguí que me contrataran en un barco mercante en Kath, pero tuve un problema y al llegar me enteré de que ya habían encontrado el cadáver de Mirna.

-¿La chica?

-Sí.

-Ah, ya me imaginaba yo que no cruzarías las montañas, y supongo que te enrolaste en el barco del “famoso” capitán Darigan. Dicen que intentaste matar a otro miembro de la tripulación y que hiciste perder el juicio a su cuñado.

-¿Baryl? Su problema es que no moja. Si nos hiciera caso de una vez, en vez de al viejo misógino, se le pasarían esas cosas.

-¿Os hicisteis amiguitos?

-Más o menos. Era un tipo simpático.

-Me resulta extraño que tú hagas amigos.

-Bah.

-¿Y qué hiciste después?

-Estuve con una… -Igrin se paró a pensar un momento.- Estuve con una puta que me acogió en su casa, y que fue la que me presentó a Dariel. Y él fue quién me habló de vosotras.

-¿Arti? -Igrin asintió.- Vaya. Me pregunto qué pasará al final.

-¿A qué te refieres?

-Las conexiones. Algo va a pasar y no sé cómo será, pero algo grande, seguro.

-¿Qué más da? Yo quiero largarme de una vez.

-Espera una semana más, y ya verás cómo…

Mithrael se interrumpió. Llevándose una mano a la boca, salió corriendo. Igrin no se movió de su sitio, y se quedó mirando hacia la puerta, donde al cabo de un rato apareció Erie.

-Pensé que dormías.

-Un poco, no suele durar mucho.

-¿Qué le ha dado a esa?

-El demonio le da náuseas. –Igrin la miró, estupefacto.- Hace ya un tiempo que me di cuenta, pero no quiero decirle nada.

-Habrá que hablar más tarde.

-Sí, sobre ti. –La mujer se apoyó en el dintel de la puerta, fatigada.- ¿Te importa si vamos a comer? Estoy famélica.

Erie hablaba literalmente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda, toma, ahí, explicándolo todo como si no fuera con él la cosa. Si es que Igrin tiene unos c0j0/\/35...

En fin... está bien el capítulo. Al fin pude leerlo, y soy el primero después de todo. ^^

Anónimo dijo...

El capitulo me gusto, aunque se me hace raro que Igrin llame a Mirna por su nombre, me imaginaba que diria mas "Puta" o algo por el estilo o.o

Es cierto, Igrin tiene esos cojones...