16.3.08

25

-Oiga, señor, ¿no quiere comprar algunas flores?

-¿Y a quién se las iba a dar?

-A su madre, a su hermana, a una amiga o… a su novia.

-Lo siento, pero me temo que no tengo nada de eso.

-Entonces podría simplemente llevarlas para verse más galán. Cualquier chica que lo viera así se derretiría por usted y haría lo que fuera para ser la persona merecedora de tal galardón.

-Eres simpática, mocosa. ¿De dónde has sacado esas palabras?

-Me enseñó mi mamá, que trabaja en la plaza.

-Je, puede ser interesante conocer a tu madre. De todos modos te advierto: no hables así o podrías tener problemas, ¿entendido?

-Sí, señor.

-Buena niña. Ahora lárgate y déjame seguir mi camino.

-Sí, señor.

La niña se fue. El hombre siguió caminando.

Era un día normal, aunque las calles estaban algo sucias y abarrotadas porque el día anterior, al parecer, se había celebrado mercado, y aún algunos comerciantes que habían ido de paso estaban terminando de recoger sus cosas para marcharse a la siguiente ciudad. La posada, seguramente, estaría a medio vaciar.

Siguió caminando con cuidado. Estaba harto de echar a perder su ropa a los pocos días de conseguirla, de llenarse de heridas, de sangre, de todo. Estaba intentando mantenerse lo más decente posible, de modo que podría pasar desapercibido, aunque por lo visto ya lo estaba haciendo.

La posada, según le habían dicho, quedaba cerca de la puerta norte de la ciudad. Hacia allí se encaminó.

-¡Oiga, señor! ¿No quiere un zurrón mágico para llevar sus cosas? ¡Tiene capacidad infinita!

-¡Ey, amigo! ¡Pásese por mi taberna si quiere una buena cerveza!

-Oye, pelirrojo, ¿no querrás pasar la tarde conmigo, por algún casual?

-Si me dices cómo te llamas podemos alcanzar un acuerdo…

-¡Eh, oiga!

-Bueno, alguno por ahí me llaman Pimienta. Dicen que soy picante…

-¿Ah, sí? ¿Y qué tanto?

-¡Oiga, usted!

-Eso depende de lo que esté dispuesto a pagar.

-Me parece que ahí no nos entendemos. Yo pago según los resultados.

-¡Eh! ¿Le importa hacer el favor de ayudarme? ¡Oiga!

-¿Pero qué demonios quie…?

El hombre se giró. Una gallina pasó corriendo a su lado, y una furibunda mujer se acercaba, aparentemente persiguiendo al animal. Estiró un brazo para detenerla.

Paf.

-¿¡Qué se ha creído, que porque está un poco bueno puede ir metiéndole mano a la gente!? ¡Un poco de respeto, por favor! ¡Ah, mi Doris!

La mujer se alejó corriendo en una marea de tela y golpe de zapatos, detrás de la gallina llamada Doris, que dejaba un rastro de plumas a sus espaldas. El hombre se acarició la mejilla abofeteada, sorprendido, y se giró hacia la prostituta.

-Lo siento, encanto, pero tendremos que acabar nuestra charla más tarde.

-Date prisa, porque muchos son adictos a la pimienta y se dejan caer con frecuencia para probar algo de carne con sabor…

-Me gusta tu lengua, así que ten por seguro que no tardaré.

El hombre se marchó, dejando a su interlocutora con la duda de a qué se refería exactamente con ese comentario.

Corrió siguiendo el rastro de plumas y el sonido de los gritos furiosos que se alejaban por… no sabía qué calle era, pero alguna de las del pueblo y una no muy larga, al parecer, porque no tardó en encontrarse de nuevo con la mujer. Estaba de espaldas a él, cara a cara con la gallina y con la pared que cerraba el callejón. La abrazó por la cintura.

-¿Sabes, preciosa? Aunque no sé cómo te llamas y es la primera vez que nos vemos me encantaría conocerte más a fondo para saber por qué te ha molestado que te rozara una teta sin querer.

-¡Descarado!

La mujer intentó abofetear al hombre, pero el detuvo su mano son problema. Luego, apartándola, se acercó a la gallina y la atrapó sin problemas.

-¿No podrías haber hecho eso antes?

-No, porque antes no me interesaba. –El pelirrojo sonrió. La mujer, a su pesar, sonrió también.- Me llamo Igrin, ¿y tú?

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Kekekekekeke... No esperabais esto, ¿cierto?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo! me encanta cuando el semi-muerto tiene relaciones con putas ^.^!

Esta bien, nos prepara para algo y se siente en movimiento, fluido, me gusta.

Siguela Mital!

Anónimo dijo...

. . .

. . . . . .

Vale.

¿Dónde está Igrin y qué has hecho con él?

Esto es antinatural. Tercera lectura. Ni un solo taco. Ha tratado bien a una niña. Eso es ya, aparte de una hazaña, algo para sospechar. No ha pateado a ninguno de los numerosos comerciantes que se cruzaban en su camino. Eso no es una hazaña, es todo un reto. Fue capaz de hablar con una prostituta sin insultarla en ningún momento. Ahí ya una empieza a mosquearse. Y luego, sigue a una mujer a la que ni conoce y la ayuda (bueno, medianamente) sin hacer nada raro. Además, y esto sí que es MUY raro, ¿desde cuándo Igrin, nuestro Igrin, el imbécil, malhablado, sarcástico, violento, antisocial, déspota y c****** es capaz de abrazar a nadie (obviamente, sin intención de crujisle los huesos)?

Vale, Mittie, ahora mismo quiero saber dónde has metido a Igrin y queín es el que le suplante. Alem será bueno cambiando aspectos, pero me temo que lo de la personalidad ya le supera.

Y, por si no ha quedado claro, no, no me lo esperaba.

Y ahora, te está faltando tiempo para seguir.

Besos.

Mital dijo...

Muajajajaja!!! A medida que avancen los capítulos veréis qué es lo que pasa... Por ahora... ¡Sí! ¡He logrado mi objetivo! ¡Nyahahaha!

Las dudas se irán aclarando con el próximo capítulo, lo prometo.