11.2.09

36

Había una hoguera encendida no muy lejos de donde estaba, y hacia allí se encaminó. Se trataba de un grupo de ganaderos en su campamento, pastores con sus ovejas, caballos y perros tomando su merecido descanso tras la dura jornada. Lo recibieron, todos ellos, con miradas cansadas y desinteresadas. Pero fue uno de ellos el primero en hablar.

-¿Qué haces vagando por ahí por la noche, muchacho? ¿Eres acaso un ladrón de caminos?

-No, señor; no. Más bien a mí me han robado, y ahora no tengo donde ir. La luz de su campamento me atrajo.

-¿En serio? ¿Ibas tú solo?

-No, señor. O sí. Éramos mi caballo y yo haciendo un recado cuando nos asaltaron. Yo solo tenía mi montura, mis víveres y lo puesto. Ahora, como puede ver, solo me quedan los restos de lo puesto.

El pastor asintió en silencio. Él entendía y creía según lo que sus ojos le mostraban, y en ese momento se trataba de un jovencito sin experiencia en la vida, probablemente arrojado a la pobreza por el infortunio y la autoridad de otros. Era un chiquillo guapo, aunque no especialmente atractivo, y sin lugar a dudas extranjero: el cabello rojo no era común en Aks'Aether, y los ojos rojos... Mas, sin embargo, todo apuntaba a que el jovencito decía la verdad, especialmente en cuanto a sus vestiduras... o los restos de éstas. La única forma de describir ese atuendo era como jirones de ropa y harapos, lo cual no era muy positivo, y el ganadero se encontró, de pronto, preguntándose si el chico no pasaría frío así vestido.

-¿Señor?

-Siéntate, muchacho, y come algo de nuestro pan. ¿Cómo te llamas?

-Igrin, señor.

-Igrin, ¿eh? Bueno, pues. Da gracias a quienquiera que sea el dios que sigas por habernos encontrado, y ponte cómodo. Ah, y no necesitas llamarme señor.

-Gracias... Lo cierto es que comenzaba a extrañar la presencia humana y la buena comida.

Igrin sonrió. El pastor miró con sorpresa aquella hilera de blancos y bien formados dientes, pues nunca antes había visto dentadura igual. Y luego lo ignoró.

-No tenemos mucho que darte, de todos modos, porque aún nos queda mucho camino que hacer con las ovejas, pero bien te irá comer algo...

-No se preocupe; en seguida quedaré satisfecho.

Cerró los ojos. La sonrisa no desapareció.

El pastorcillo volvió a su propia comida. Lo último que hizo fue ordenar silencio a los tres perros que él y sus compañeros tenían y usaban para guiar las ovejas. Lo último. Después, la cabeza voló lejos de su cuerpo, y como de una fuente eterna manó la sangre desde su cuello. O los restos de éste.

Igrin lamió sus garras sin dejar de sonreír. Los otros pastores seguían demasiado impresionados como para hacer algún movimiento mientras el semibestia saciaba su sed, en varios sentidos.

-¿Ven? Con esto ya no tengo la garganta seca.

-¡Hijo de puta!

El primero de los tres pastorcillos en espabilarse se lanzó hacia él con un grito de guerra y una fusta de caballo como única arma. Para contrarrestar el ataque, Igrin se limitó a arrojarle uno de los perros, que gimoteó de forma lastimera al verse agarrado por la piel del cuello y tratado como un saco de arena. Los otros dos no tardaron en intentar un ataque también, acompañados de los dos chuchos que quedaban y armados con las navajas que usaban para esquilar su ganado. Igrin se desembarazó de los canes a patadas y a los hombres los despachó de un empujón tras quitarles las navajas, agarrándolas con sus gruesas y largas uñas. Y las arrojó lejos de sí.

-No quiero luego que nadie me diga que la gente puede ser pacífica ni mierdas de esas. -Agarró a uno de los hombres por el cuello-. ¡Toda mi vida he estado engañado, pensando que los pastorcillos solo se ocupaban de sus ovejas y follaban con pastorcillas cerca de ríos y lagos! ¡La gran mentira de la poesía!

Clavó las uñas, desgarró la carne, rompió el hueso. Sangre y restos de carne se añadieron al superficial guante de las garras.

El hombre que quedaba gimió, aterrado, y un oscuro charco se formó debajo de él desde sus pantalones. El semibestia lo ignoraba, ocupado como estaba en reventar los cráneos de los perros a base de golpes contra el suelo, y en arrancar los huesos del cuerpo descabezado del primer pastor intentando dañar lo menos posible todo lo demás.

-¡Mátame! ¡Mátame, por favor!

Igrin lo miró. Si otras hubieran sido sus habilidades, el deseo del ganadero se hubiera cumplido.

Una daga cayó a los pies del inocente.

-Hazlo tú mismo. Yo estoy ocupado.

Los dientes del semibestia, grandes y afilados en un rostro deforme, se entretenían extrayendo algo de los huesos que ya había conseguido.

La desesperación pudo con él. El metal desapareció en el interior de un enjuto cuerpo una, dos, tres, incontables veces, entre gritos y guturales sonidos que no distrajeron a Igrin de su cena.

La noche avanzaba, con una suave brisa, brisa cálida de primavera, soplando como acompañamiento. Nunca aumentó tanto su intensidad como para resultar molesta.

-Ideal para una merienda de campo.

Tan ideal era la merienda que Igrin bajó su guardia, y a medio transformar y cubierto de sangre, tripas y babas recibió a un príncipe de cabellos de plata que vestía como un viajero y era portador de un impresionante acero.

Y sin miramientos el príncipe lo levantó por la pechera, con manos que eran garras escamosas.

-Huelo sangre y huelo a Erie y me encuentro una rata comportándose como una hiena. Qué ironía.

En la espalda del príncipe brillaban dos escamosas alas plateadas e Igrin entendió, sintiendo el terror, que no estaba ante un príncipe, sino ante un rey.

Un rey dragón.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Igrin es un cerdo asqueroso. ¡Vestia! ¡¡Eran perritos inocentes, pedazo de *******!!

Aaaagh. Me exaspera. Definitivamente me cae mal. Es un imbécil estúpido y alguien le dara su merecido alguna vez (eso espero ¬¬).

Bueno. Mit, te luces con los capítulos sangrientos, hay que reconocerlo, aunque ya después de todo lo visto casi no me espantó. Cuando empezó con las sonrisitas macabras y me lo imaginé U.U

Bueno, continúa prontito!!

Besos!

Anónimo dijo...

Vale, ya me has interesado en lo del Rey Dragon.

Pero aparte de eso, JODER! "Él entendía y creía según lo que sus ojos le mostraban, y en ese momento se trataba de un jovencito sin experiencia en la vida:" - o_o el LOL mas grande todo Ultimo Suspiro..

Estoy con Mary, los perritos no se lo merecian Mital, eso es cruel ;_;...

Mital dijo...

Es que soy una gata mala y cruel y odio los perros...

Luv ya, Wally =') Notaste el detalle de la descripción!

Linkaín Arakeist dijo...

Er... emh... Solo tengo una palabra para describir este capítulo...

La primera... Sádica ._. Que no te gusten los perros no significa que deban morir todos... Mira a Interceptor T.T

Lo último que digo es... es... es... ES... *Se va riendo para esperar siguientes capítulos*

Edmo₪d dijo...

...

Tsk... no comments, simplemente sin comentarios