16.3.09

39

Se movía de forma intranquila, insistente. Se deslizaba entre los dos sólo para volver a su origen unos segundos después, envolviéndolo, amenazando casi con asfixiarlo, ahogarlo... O por lo menos daba esa impresión.

Angren miraba con atención. Igrin, por su parte, tenía la vista puesta en el suelo.

-Es molesto pensar que eres importante.

-Quiero irme.

-Pensar qué tan distintas hubieran sido las cosas si hubieras estado allí.

-Déjame...

-Quizá... quizá ella estaría aquí.

-No aguanto más.

-Tan solo... Ojalá... hubiera podido decirle algo más... Hacer algo... Lo que ella quería...

-Suéltame...

-¡Maldita sea! ¡Deja de quejarte como si estuviera haciéndote algo y escucha, que no quiero volver a oír quejas sobre qué teníamos que hablar después!

Kieth miró al semibestia con furia contenida. ¿Por qué tenía que volver a preguntar sobre lo que ya le había contado, con dolor y sacando fuerzas del aire, la pasada noche? ¿Por qué recordar cosas tan horribles? Más aún, ¿¡por qué demonios le estaba haciendo caso a una basura de aether artificial resucitado!?

Pero lo vio, y no era él. Igrin no lo miraba. Bajo el parche brillaba algo con luz azulada, algo que le traía recuerdos de cierto tiempo atrás, de un tesoro perdido, robado, y desaparecido por la eternidad.

Tiam, el Suspiro Violeta.

Sacudió la cabeza.

-Eh, pedazo de escoria...

No se movió cuando le habló, pero sí movió las manos cuando hizo ademán de acercarse. Parecía estar espantando moscas. Parecía atento. Hasta movía los labios.

-No más... No lo intentes más...

-Tú, cosa...

-¿Por qué? ¡No tiene nada que ver conmigo!

-Eh, eh. Quieto ahí...

-¡Lárgate! ¡Fuera! ¡Déjame en paz de una maldita vez, puta!

-¡ESTATE QUIETO!

Le bastó una garra para aprisionar los dos brazos del tuerto, que se revolvía y pataleaba, moviendo la cara como si esquivara algo, y contrayéndose de cuando en cuando como si lo golpearan. Un fuerte golpe en la cabeza bastó para acabar con la absurda pantomima.

-Por Azrun padre, que tío más imbécil... Como si yo tuviera tiempo que perder estando aquí de niñera...

Los ojos del dragón destilaban retazos del cúmulo de sentimientos negativos que le provocaba su semejante.

-Qué asco me das, tú... tú... hijo de puta.

-No sabía que los reyes pudieran hablar como les diera la gana. Ya me caes bien... pero sólo un poco.

Se había soltado o lo había soltado; eso no importa. Igrin permanecía con la cabeza apoyada entre las rodillas, sacudiéndose esporádicamente el cabello. Kieth seguía mirándolo, apartando la vista, vigilando los alrededores, y volviéndolo a mirar. Una, y otra, y otra vez.

No hablaban. No había nada que decir.

Lentamente la luz se asentaba.

-Tienes que verla.

-Eso ya lo sé.

-Tienes que encontrarla...

-¿En serio? Eso llevo intentando un par de años.

-Encontrarlas. A las dos.

-¿Las dos?

Silencio. Había demasiado que decir.

-Alguien que me odia más que tú está contigo. -Sonreía. Con la lengua notó que los dientes se le estaban afilando mucho...- Es complicado verla y esperar que se esté quieta... Se enfadó conmigo... Vale, me callo.

Kieth lo miró. Fijó su vista en él. Sólo en él.

-¿Verla...?

-No puedo decirte más o me van a pegar... -La sonrisa se mantenía. La sonrisa torcida de la cara de un loco.- ¡Está bien! Lo diré...

-Yo no te odio -interrumpió el rey, pensando en voz alta.- No puedo doiarte, por mucho que quiera, por muy cercano que fueras porque, sencillamente, no eres ellos... no eres ninguno de ellos tres. Y a uno lo odias como yo, así que... quizá puedas caerme un poco bien.

Cambiaron las tornas. Igrin escuchaba, a pesar de que poco esperaba oír.

-Tengo un problema contigo; lo sabes. No sé qué hacer. A ella la viste y te protegió, porque te quiere... por el mismo motivo por el que quisiera odiarte y matarte aquí mismo. De hecho, tengo autoridad suficiente para hacerte pedazos y que se le haga un juicio a tus restos... Eres un criminal, después de todo. Y sin embargo...

-¿Sin embargo?

-Sin embargo... ellas te han perdonado. Mary... Roalk no me dijo en ningún momento nada sobre ocuparme de ti. No me ha llegado ningún mensaje de su parte, y sé que la has visto... Hueles a ella y a Yoiko un poco, más intensamente de lo que hueles a Erie, y a otras cosas. Y así siguen protegiéndote todos... y no sé por qué.

-Quizá porque una fuerza mayor me protege.

-¿Esa mentira? Imposible.

-Esa mentira... hasta que todo acabe no me dejará morir, y teniendo en cuenta que ya he fallado...

-Eres un muerto vivo... Un verdadero muerto vivo.

-¿Ahora me tienes lástima?

-En absoluto. Disfrutaré el día que estés muerto... pero menos si es ella quien lo hace. Tendré que esperar hasta que pierdas su bendición, y entonces...

-Entonces...

Muerte.

Tragaron saliva. Uno tenía la boca seca, el otro simplemente salivaba en exceso.

-Vete... al Este. -Gruñó Igrin.- A la ciudad donde estuvieron a punto de capturarme. Donde me perdieron el rastro por primera vez.

-¿Qué...?

-Alem ya lo sabe. No sé si irá, si habrá ido, o ninguna de las dos. Lo mismo que el dije a él también te lo pued... ¡Ay! ¡Bien! ¡Te lo tengo que decir!

-¡Pues dilo!

-¡Busca a una puta marica llamada Dariel allí! ¡Es imbécil y es miembro de la guardia!

-¡Bien!

Ninguno de los dos lo dijo, pero ambos pensaron en ese momento que, para ser "marica", Dariel era el nombre de un héroe clásico.

-Ahora que recuerdo... -Voz áspera, casi gutural-. Su cumpleaños era uno de estos días, o algo así me dijo.

-¿En serio? El mío también.

Kieth se echó hacia atrás cuando de pronto el tuerto se transformó en bestia. Igrin se alejó corriendo antes de llegar a oír ningún comentario... tampoco quería. Pero el dragón tenía una voz más potente de lo que esperaba.

-¡Te lo juro! ¡Un día de estos te perseguiré y acabaré contigo, y no habra dios ni diosa ni fuerza en el mundo capaz de evitarlo! ¡Acabaré contigo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

´Mittie, tienes que tener cuidado con estos capítulos, los don son tan mal hablados que llega un punto en que ya no sé quién dice qué!!

Bueno, por lo demás, el capítulo bien, aunque me temo que llega la hora de más muertes y tripas y demás...en fin, qué le vamos a hacer. ¡Que alguien patee a Igrin!

Besos.

CristopherOS dijo...

???