Everlasting Sight

Estaban los tres sentados en la habituación pura de la casa, de rodillas en el suelo. Erie y Mithrael se interponían entre Igrin y la puerta, y entre ellos, un plato con agua donde descansaba Angren.

-No entiendo por qué perder tiempo en todo esto, la verdad. Quiero largarme de una puta vez, maldita sea.

-Paciencia. –Erie sonrió.- No vale la pena sulfurarse tanto, no conseguirás nada con ello.

-Necesitamos saber si eres consciente de una cosa.

-¿Qué?

-El efecto que Angren tiene sobre ti, y el que debería haber tenido.

Mithrael estaba seria. Igrin comprendió.

-Me ha permitido algo que no es natural en mí, además de permitirme seguir viviendo, aunque en principio debería ser al revés.

-Aparte, te controla. Ya no puedes controlar tu cuerpo como quisieras, ni tus estados, ni tus emociones. Angren te ha adaptado a sus necesidades. –Completó la morena.

-Según eso, ahora soy más humano que al principio. ¿Quiere decir eso que soy más “mortal”?

-No, no. Quiere decir que ya no eres la rata de Xie-Lan, la que ella hizo, sino que has cambiado. No te has perfeccionado ni has ido a peor, solo eres distinto, y viendo que a nosotras nos beneficia… para ella será peor.

Igrin intentó analizar la situación, repasando palabra por palabra lo que le decían. La conclusión no le gustó.

-Voy a fallarle –comentó.- Ella se enfadará y me eliminará, y eso será terrible.

-Incluso odiándote, coincido contigo –corroboró Mithrael.- Pero no se puede hacer nada.

-Estoy acabado. Voy a morir otra vez.

-Es lo que pasa cuando deberías estar muerto. Cúlpala a ella por traerte de vuelta.

-Calma, por favor. Algún arreglo tendrá, pero siempre habrá algún perjudicado. No sirve de nada preocuparse.

-No sé yo…

-De verdad. De todos modos, aún tienes que pasar algunos días más aquí mientras terminan de calmarse las cosas, o de alejarse, como prefieras. ¿Tienes fecha límite para llegar?

-No, es parte de la prueba.

-¿Prueba? –Erie lo miró.

-Entonces no hay de qué preocuparse –Mithrael desvió su atención.- Es cosa de vigilarte y listo.

-No me gusta eso.

-Pues te jodes.

Erie suspiró.

-Controlaos, por favor. Esto no puede seguir así si queremos estar en calma los días que quedan. ¿Entendido?

-Sí…

-Solo quiero saber una cosa- dijo Igrin al cabo de un rato.- ¿Por qué exactamente Angren no me afecta con normalidad estando aquí?

-Porque yo lo puedo controlar –respondió Mithrael-. Lo malo es que, actualmente, ella lo controlará mejor que yo.

Igrin se puso en pie y pateó en plato con el agua, volcándolo. Luego recogió la joya.

-Ya es suficiente.

Las dos muges lo vieron salir.

-¿Se lo dirás?

-No, esperaré a que se lo diga ella.

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One more to go...