Saltó hacia atrás a una altura increíble, haciendo incluso una voltereta en el aire para esquivar el golpe, aunque en realidad fue media: cuando sus pies quedaron en el punto más alto los enganchó a la barandilla de la balconada que daba hacia la plaza. Al verlo, las mujeres que estaban allí gritaron espantadas y se encerraron en el interior de la casa. Igrin aprovechó para terminar de encaramarse, quedando en pie sobre el pasamano, y le dirigió una alegre mirada a Sotka.
-¿Y? ¿Eso es todo? Seguro que sabes hacer más cosas.
El semibestia saltó, usando la barandilla para impulsarse. Sotka lo esperó sin inmutarse, interponiendo su escudo en el momento justo para hacer rebotar la cimitarra. Seguidamente lanzó un golpe con su propia espada larga, apenas desviado por la daga de Igrin, pero no lo suficiente como para evitar un corte en el brazo. El tuerto se echó hacia atrás, cubriendo su flanco herido, y se agachó para lanzar una patada baja que hiciera tropezar a su adversario, pero lo único que logró fue hacerlo tambalearse un poco. Pesaba demasiado para moverlo.
El público murmuró algo, amparado en las tabernas y balconadas que rodeaban la plaza.
El clérigo lanzó un corte oblicuo, enlazado desde abajo con un movimiento horizontal para que Igrin no lo esquivara, pero igualmente falló. El tuerto permaneció en cuclillas, apartándose lentamente.
-Cobarde –le espetó Sotka con seriedad.- Esto es un duelo de honor, así que enfréntalo.
-No me convences –contestó Igrin.- Así que cállate.
Sotka se lanzó de nuevo, obligando a Igrin a retroceder un poco más. ¿Cómo pelear con un tipo más grande que él, más fuerte que él, y mejor defendido que él? Era algo que ya había hecho antes… ¿cierto?
Esquivó otro golpe, rodó por el suelo, agarró algo al volver a apoyar las manos. Era algo conocido, algo que ya había tenido antes… Que alguna vez había usado…
Se movió por instinto: un paso al lado, dos atrás para esquivar a Sotka y tener espacio, estiró el brazo y lo lanzó… Se enganchó, saltó, lo pateó en la cara y siguió de largo, cayó a su espalda, medio giro con la espada…
-¡Agh!
-Mmm… Extrañaba el olor a sangre…
Se relamió. La herida de Sotka no era profunda, pero la mancha de sangre se notaba, e Igrin sonrió.
Sotka se giró hacia él y se lanzó en ofensiva, pero Igrin solo tuvo que echarse hacia un lado para esquivarlo y, aprovechando la momentánea pérdida de equilibrio del clérigo, volvió a utilizar su arma nueva para inmovilizarlo.
¿De dónde carajo había sacado esa habilidad?
Tiró, haciéndolo caer por inercia, y comenzó a patearlo, soltándolo al cabo de unos segundos para empujarlo con los golpes. Sorprendentemente, el hombre no emitía ni una sola queja; lo único que se oía por su parte eran respiraciones ahogadas y un murmullo ininteligible al principio…
-¡Vamos! ¡Si tienes algo que decir hazlo en voz alta, maricona! –La sangre de Sotka ya había manchado las botas de Igrin, y este seguía pateando.- ¡No te escucho!
-Mi… dios… -La voz del sacerdote se alzó.- ¡MI DIOS ME DICE QUE SERÁS PURIFICADO POR EL FUEGO!
Antes de tener tiempo para reaccionar, para pensar, o siquiera para expulsar el aire de una respiración, Sotka agarró el pie de Igrin y lo lanzó lejos de sí, regalándole un sonoro golpe en la espalda y en la cabeza que lo aturdió. Al verlo levantado, el aether sintió un escalofrío.
El cabello de Sotka, de un rubio casi blanco, estaba más claro que antes. Sus ojos rojizos relucían como llamas, su cara había palidecido más de lo que ya era natural en él, y su expresión… era la de un completo demente.
-Iiiiiigriiiiiiin…
-¿Qué coño le pasa ahora…? –el aludido tosió.- Está… raro.
-¡¡Iiiiiiiiiiigriiiiiiiiiiiiiiiiin!!
Igrin se apartó justo a tiempo para evitar que una mesa se estrellara contra su cara, pero no pudo detenerse, porque a la mesa la siguieron dos sillas, un barril de cerveza y el tabernero dueño de todo esto, que había salido a quejarse u había terminado siendo usado por Sotka como arma arrojadiza.
-Por los mil demonios, este tipo no es normal…
Rodó para esquivar otra pieza de mobiliario hostelero, intentando alejarse lo máximo posible de Sotka, sin entender como un tipo que debía tener los órganos internos hechos papilla podía sostenerse en pie.
Toda la situación se había vuelto irreal.
-¡Guardias, guardias! –gritó alguien desde algún lugar, devolviéndolo al mundo que lo rodeaba.- ¡Ese es el tipo que buscan! ¡Está peleando con… ¿Pero qué coño está pasando aquí?!
-¡¡IGRIN!!
-Ay, la madre que los parió a todos, hijos de puta…
-¡Igrin!
Ya estaba comenzando a marearse de tanto esquivar, rodar, escuchar su nombre a gritos y encima los guardias… ¿Guardais? ¿Y a quién buscaban, a Sotka o a él? ¿Qué importa? ¡Maldita sea! ¡Tenía que huir!
-¡Igrin!
Reaccionó al reconocer a la persona que gritaba su nombre, era aquella chiquita… ¿Con un espadón a la espalda? ¿Qué demonios…?
-¿Qué haces aquí? -gritó Igrin desde algún punto de la plaza. La chica estaba en una de las salidas, y Sotka permanecía en os soportales, saqueando los muebles de las tabernas abiertas.
-¡Tienes que irte! ¡He traído tus cosas!
-Ah, bueno… ¿¡Y por qué coño no lo has hecho antes!?
-¡Porque Sotka se ve tan lindo peleando así…!
No, esto no puede estar pasando, se dijo el chico. Estoy drogado, comí algo en mal estado y sufro alucinaciones.
Y lo que faltaba: la chica, cargada con un espadón a la espalda y su bolsa de viaje, comenzó a cruzar tranquilamente la plaza, y se hizo el silencio.
Igrin se quedó boquiabierto, incapaz de emitir un juicio sobre aquella mujercilla.
El hombre que había llamado a la guardia y la guardia se quedaron congelados en el sitio también.
Sotka dejó caer con estrépito la mesa que pensaba arrojarle al tuerto al ver a la chica, y su rostro fue aún más expresivo que antes, si cabe.
-Una ninfa de níveos cabellos…
La chica se sonrojó, llegó hasta Igrin y le tendió la bolsa, que él cogió como un autómata.
-Vamos, vete ya, que la guardia está esperando.
-¿No me entregas?
-No; gracias a ti mi hermano se lo ha pasado bien.
-¿Qué?
-¡Naru, mi hermosa ninfa de níveos cabellos…!
-Tú no digas nada, ¿eh? Que es secreto.
-Lo olvidaré tan pronto como pueda, la verdad…
-Así me gusta –Naru sonrió y se enganchó un mechón de cabello blanco detrás de la oreja.- Buen viaje, Igrin.
Igrin se marchó.
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Este cap es más largo de lo normal.... Hum... Y además es el último de Sotka, dedicado a Watch como los dos anteriores. Ahora viene una parte difícil, pero que estoy esperando desde hace un tiempo... En fin, paciencia hasta el siguiente capítulo.
PD: ¡Llegamos al 2 en las decenas!
4 comentarios:
Mittie...las luchas me pierden... T.T
En serio, ha llegado un momento que tanta patada vuelta y todo el rollo de malabares me ha mareado...Tendré que volver a leer este capítulo cuando i mente esté vacía de fórmulas de física y todas las ideas de Santo Tomas...
Pero bueno, omitiendo el hecho de que no recuerdo ninguna Naru (y me da que debería) y que nunca antes había visto a un sacerdote loco (la parte de lanzar todos los muebles del bar, tabernero incluido, molaa), pues que el capitulo está bien, cuanque ya e digo que pierde un poco.
Sigue pronto...
Besos.
¡¡¡¡¡Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaajajjajajajajajajaja!!!!!
En serio, lo de Naru me ha hecho mucha gracia xDDDD.
Si es que no se le puede dejar solo a Tomasotka... Ey, tiene nombre de sopa de tomate xD.
Y esa escena a lo Prince of Persia... No se te puede enseñar juegos así. Ya veremos como acaba el juego en Madrid :P
Es cierto, me perdí un momento con lo de Naru o.O no la habías mencionado antes...
A pesar de eso me gusto mucho la pelea, mas que Prince of Persia se me hace puro Assassin's Creed. Solo me ah confundido el final o.O... Anyways, me encanto lo del sacerdote, supongo que el proximo episodio sera otro arc ^^!
OK, explicaré lo de Sotka y Naru:
Sotka está basadoe n el personaje que Watch usaba para las partidas de Rol de Aquelarre, el obispo Tomás, un fanático desconfiado que de cuando en cuando tenía que hacer tiradas de cordura para ver si pasaba a estado berserker o no, que tenía una cruzada particular contra el demonio de la lujuria (Masabakes) y que tenía debilidad por las albinas.
Naru es otro personaje de Aquelrre que no llegó a jugar mucho, pero que fue la primea albina que Tomás vio. Así, a partir del momento en que Tomás reaccionó antes ella, empezaron los chistes... y la historia de Tomás: él estaría enamorado de su hermana pequeña en la infancia, una niña albina, y por eoss sus padres lo había obligado a hacerse sacerdote.
Conclusión de la adaptadión: Naru, para quienes se dieron cuenta, es la chica del principio que menciona el "atractivo" de Sotka, y además es su hermana "perdida", algo que él no sabe por... una historia que parece un culebrón xD
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