Everlasting Sight

"Una larga y duradera paz está a punto de acabar.

El emperador Mateus* de Palamecia invoca monstruos desde el Inframundo y comienza su campaña para la conquista del mundo.

Una armada rebelde se alza en el reino de Fynn con el propósito de arruinar los planes de Mateus, pero su castillo cae ante un asalto a gran escala por parte del imperio. A los rebeldes no les queda más opción que huir al remoto pueblo de Altair.

Mientras tanto, cuatro jóvenes de Fynn se encuentran también huyendo de las garras de Palamecia. Han perdido a sus padres a manos del imperio, y aún no son libres..."

*(El nombre del emperador aparece en su perfil en Dissidia: Final Fantasy, y también puede encontrarse en algunos sitios web relacionados).

Así, aproximadamente, se narra el prólogo del juego, antes de imbuirnos en la piel de tres de esos cuatro jóvenes: Firion (Frionel), Maria y Guy. La princesa Hilda de Fynn y su mano derecha, el Hechicero Blanco Minwu, los han salvado, y ahora ellos quieren devolver el favor uniéndose a las filas de los rebeldes para así también, quizás, encontrar el paradero de su cuarto compañero y hermano de Maria, Leon (Leonhart).


Ha! Pensaban que Squall tenía algo de original? WRONG!

Con más de veinte años de edad y merecedor de un 35/40 por Famitsu en su época, Final Fantasy II es, sin lugar a dudas, uno de los tres mejores Final Fantasy de entre los lanzados para Famicom y Super Famicom. Éste juego es, además, el padre de los elementos que más tarde se volverían emblemáticos en la saga: Cid, chocobos, el hechizo Ultima... Cosas que ahora nos parecen tan poco importantes y que, sin embargo, son imprescindibles.

Sobre el gameplay del juego lo único que se puede decir es... paciencia. Es un sistema que muchos odian, otros aman y a otros les provoca ataque de risa (histérica o no), pero que, como SVB, a nadie deja indiferente, y es que es el sistema más rolero de cualquier Final Fantasy... y quizá de cualquier videojuego no-Baldur's Gate visto hasta la fecha (al menos por mí). ¿Y a qué viene tanta expectación? Pues verán: aparte de los ya bien conocidos combates por turnos, lo revolucionario (y desesperante) es que el personaje no sube de nivel, sino que mejora sus distintos stats y habilidades al usarlas dentro y fuera (en el caso de la magia blanca) de los combates. Por tanto, ya no te dedicas a luchar alrededor de Semitt Falls (por ejemplo) liquidando toda la fauna del lugar, sino que te dedicas a entrar en combates que te permitan usar Basuna, Esuna y toda serie de hechizos para que éstos suban de nivel, así como tu MP, o a golpear a tus propios compañeros (la táctica más popular del juego) para que suban su Defensa, Resistencia y HP y para que el personaje que los haya golpeado suba los niveles del arma equipada... Porque sí, Espada, Escudo, Arco, Hacha, Lanza, Cuchillo, Bastón y cualquier arma que me pueda faltar tiene su propio medidor de nivel...


En Dissidia usa todas las armas... Será que tiene nivel 20 en todo?

Continuando, uno de los puntos indudablemente buenos por el juego que da (y lo divertido que es usarlo de forma aleatoria, simplemente) es la habilidad de aprender y utilizar palabras clave. Wild Rose, Mithryl, Dreadgnought... Hablas con los personajes, aparece una palabrita en rojo, y en seguida sabes que tienes que usar la opición "Aprender" que aparece al final del diálogo, para más tarde utilizarlo con algún otro personaje mediante el comando "Preguntar".



Pero a veces no basta con las palabras. A veces, al más puro estilo Phoenix Wright, necesitas pruebas que respalden tus palabras, objetos que presentar para seguir adelante, y para eso existe esa opción que ven en la imagen: Objeto. Con esta opción se accede al menú entero de objetos, teniendo que elegir el adecuado para la ocasión, pues se mezclan los Importantes con los Comunes.

Cambiando de ámbito, procedamos a hablar de cosas como la banda sonora. Teniendo en cuenta que apenas era la segunda que el señor Uematsu hacía para un Final Fantasy (cómo no), hay que destacar que pocos juegos posteriores tienen una música comparable: temas épicos que te sumergen en la tragedia y la desesperanza que sienten los personajes, en su dolor, y en la tensión de las preparaciones de guerra, con la inclusión de un más que conocido fragmento de un popular ballet: El Lago de los Cisnes (especificando: Finale - Sujet - Andante). Pero lo mejor para enamorarse es escuchar por uno mismo:


Extraído del disco Final Fantasy: Symphonic Suite.

Y bueno, poco podemos decir de este juego gráficamente. Muy sencillo en su versión original para consola casera de 8 bits, más colorido en sus ports para PSX (Final Fantasy Origins) y aún más bello y nítido en la versión para GBA (Final Fantasy Dawn of Souls), que en muy poco se distingue del último port, lanzado para PSP. Y los que conocemos el juego no podemos evitar preguntarnos: ¿por qué demonios hacen tantas cosas relacionadas con Final Fantasy VII y se olvidan de esta joya?

Pero bueno, esto ya se está alargando mucho, así que resumiré:

Lo mejor:
-Personajes (profundos, bien desarrollados, entrañables; nadie juega FFII sin enamorarse, como mínimo, de Minwu).
-Historia (bien desarrollada, con magníficos giros argumenentales y bien equilibrada).
-Música (la prueba está ahí).

Lo peor:
-Duración (se hace corto).
-Dificultad (puede resultar demasiado sencillo en ciertos momentos, y exasperantemente difícil en otros).

Y como regalo final, por haber leído la entrada entera, la intro en CG de la versión PSP:


¿Ven? ¿Por qué tanto FFVII, con lo magníficos que se ven así el Emperador, Maria, Leon, Firion y Guy...? ¡Mateus sí que es un malo homosexual, no como los de ahora!